El orden es estático. La organización es dinámica

El orden es situar en el espacio. Se ordenan objetos en una relación simple y breve. Estar cada cosa en su sitio.

El orden, situar en el tiempo, también forma parte de la organización. Establecer prioridades y secuenciar tareas. Pero la organización es mucho más que el orden y requiere un proyecto.

Se organizan conjuntos, colectivos, con relaciones complejas en permanente desarrollo. Tarea que precisa de una inteligencia , individual y colectiva, creativa y resuelta. Anticipar el futuro que deseamos y estimular el esfuerzo para conseguirlo.

Un proyecto ha de tener sentido, otear el horizonte, señalar los objetivos, indicar la finalidad. Principal labor de la inteligencia.

Albert Einstein, mediado el siglo XX, ya advertía: “tenemos muy claros los medios y muy confusos los fines”

El actual desarrollo tecnológico otorga mayor relevancia a la advertencia de Einstein.

La excelencia de los medios - nuevas tecnologías, IA, robótica- conlleva dos peligros:

  1. convertir los medios en fines. Grave error.
  2. creer que todo lo possible es válido. La ética ha de regir la función de las nuevas tecnologías.

El dilema: si las tecnologías impondrán su dominio y acabaremos tecnificados o si los humanos lograremos que las tecnologías estén a nuestro servicio.

Ante este dilema es necesario y urgente potenciar el factor humano.

En un mundo de continuos cambios acelerados, la adaptación, la innovación y el aprendizaje resultan vitales.

En este contexto es imprescindible que las empresas sean inteligentes; que su organización y actividad lo sean.

No se trata de contratar “supertalentos” sinó de lograr que un grupo de personas no excepcionales obtenga resultados extraordinarios.

Aprovechar todas las capacidades humanes, la creatividad que pueda surgir de los esfuerzos compartidos y todas las posibilidades de la organización.

Relevancia de estímulos e intereses en la culminación del proyecto. Una organización inteligente sabe coordinar intereses diversos en un proyecto común.

Los seres humanos actuamos por tres motivos fundamentales:

  1. incentivos externos al sujeto y extrínsecos a la actividad. La remuneración económica.
  2. motivacions intrínsecas: disfrutar de la actividad, sentirse eficiente y útil, ser reconocido y valorado, incrementan su capacidad.
  3. un sentido trascendente: colaborar al bienestar de los ciudadanos, construir una sociedad más humana, integrarse en un amplio proyecto ético de transformación del mundo.

Cuanto más se tengan en cuenta y potencien estas motivaciones más excelentes serán los resultados y mayor la satisfacción.