En las empresas familiares hablamos del sistema de los tres círculos. Estos círculos son la Familia, la Empresa y la Propiedad. Es muy importante que cada miembro de la familia se identifique y coloque en cada círculo y vea su rol y participación.  

La visión sistémica nos permite entender los intereses y ocupaciones de cada unos de los círculos y lo que es más importante la interrelación entre los tres sistemas. Los órganos que gestionan cada sistema son el Consejo de Familia, el Equipo Directivo y la Junta de Accionistas o Consejo de Administración. En el círculo de la Familia y en función del tamaño y generaciones involucradas es recomendable la elaboración de un Protocolo Familiar para establecer las pautas de actuación a futuro y la interrelación con el sistema de propiedad y empresa. Desde la Familia se debe definir la Estrategia a futuro y compartir con la organización y facilitar la actuación del equipo directivo de la empresa con libertad.

La empresa familiar por su peso e importancia en el desarrollo económico y generación de empleo de calidad en la región que ocupa es un Agente clave de generación de confianza y cohesión social. Hay una frase que me gusta particularmente de Lázaro Rodríguez Ariza; la empresa familiar “fija la población en el territorio” Esta visión de la empresa familiar siempre ha sido potente y en la situación actual aún adquiere mayor relevancia. Muy alineada con la tendencia actual de potenciar la producción local y unir la demanda con la producción con una cadena de valor más corta, más ágil y más responsable. Es en este punto quiero introducir la Teoría de los 4 círculos, incorporando el impacto en la sociedad como el cuarto círculo.

En las organizaciones hablamos de la importancia de la cultura, una cultura que puede ser un catalizador y fuente de cambio y crecimiento o bién una cultura de freno a la innovación. En la empresa familiar vamos más allá de la cultura y llegamos a pensar en Alma, cuando la cultura de una familia se transmite a una nueva generación a partir de unos valores y creencias bien afianzados y estables y cuando estos valores son  compartidos con todas las personas de la organización genera un impacto importante en la comunidad o sociedad a la que pertenecen.

El Propósito, como razón de ser y existir de la organización, junto con una cultura familiar como comentamos adquiere mayor sentido y fuerza.

Cuando el propósito es pleno, compartido y vivo puede transformarse en el tiempo en un Legado y cuando incorporamos el Triple Balance, el enfoque económico, social y medioambiental en este legado, el impacto en la sociedad es aún mayor y  en todo el ecosistema. Hablamos de legado con sentido y legado responsable en el cuarto círculo.