Podemos entender la intuición desde el concepto de “mirada atenta”, es decir, tenemos que tener siempre en modo activo nuestra curiosidad y capacidad de observación. La intuición parte de la experincia adquirida, es fruto de las diferentes situaciones que hemos vivido. A partir de la  sensibilidad de cada uno desarrollamos nuestra capacidad de percepción lo  que nos permite aprender, sacar conclusiones y  retener.

Como consultores defendemos la necesidad de tener un propósito claro, una estrategia acorde bien definida, elaborada y compartida por el equipo y de la misma manera  tenemos que tener muy presente la intuición en las decisiones importantes. Si el propósito es inspirador, claro y compartido por toda la organización, la intuición nos facilitará y agilizará el camino a seguir.

La intuición también nos puede ayudar a detectar oportunidades y tendencias de futuro generales o específicas del sector en el que desarrollamos la actividad de nuestra empresa. Tenemos que permitir un clima de confianza para que la intuición no se autolimite y pueda también ser una fuente para la innovación en la organización.